El Fondo Monetario Internacional (FMI), tiene la tarea
de mantener el orden en el sistema monetario internacional. Este aparece como
el prestamista de último recurso para los estados nacionales que pasan por
crisis económicas y cuya moneda se devalúa frente a la de otras naciones. Los préstamos
del FMI tienen sus condiciones, entras las cuales pide a los países que adopten
determinadas políticas económicas destinadas a devolver a su economía su
estabilidad y el crecimiento. Estas condiciones son las que mas polémicas
causan, porque algunos críticos acusan que estas recomendaciones políticas del
FMI son casi siempre inapropiadas, y otros piensan que al dictar políticas
económicas a los gobiernos, usurpan la soberanía del país.
El acuerdo se mantiene stand by con el FMI,
debido a que este reclama que el país apruebe las medidas fiscales pendientes,
la ley de Exoneraciones y la del impuesto del 1 por ciento, ya que es la única
opción para cerrar la abultada brecha fiscal existente.
Dicha brecha fiscal se puede mencionar los
gastos vinculados a elecciones primarias, apoyo para las paraestatales
(Hondutel, ENEE) que generan pérdidas, y gastos adicionales en transferencias
al programa Bono Diez Mil.
Tras
concluir la revisión del Artículo IV que el Fondo Monetario Internacional (FMI)
realizó a la economía hondureña, el organismo financiero reiteró una fórmula
que ya ha recetado en ocasiones anteriores: elevar el control del gasto
público, mejorar los ingresos tributarios y ajustar el tipo de cambio, con la
que pretende parar el descalabro financiero de la administración Lobo Sosa.
Este
organismo trata de una manera diplomática de decirle al Gobierno que debe tomar
medidas drásticas para detener la catástrofe en la que se encuentra la economía
hondureña. Evalúan los analistas que de la aplicación de estas recomendaciones
depende la firma un acuerdo con el Fondo, pero a la vez advierten que
dichas recomendaciones son un arma de doble filo que podría agudizar aún más
las condiciones que agobian a la población.
En
sus observaciones, el FMI subrayó el debilitamiento de la posición externa,
reflejado en un déficit en cuenta corriente incrementado en casi 10%. Esto se
refiere a que se ha intensificado la diferencia entre lo que el país vende al
exterior y lo que compra afuera. Hay un exceso en la cuenta y el saldo salió
más de lo debido, porque la importación superó la exportación.
Por
otro lado, el Fondo Monetario toma nota de un debilitamiento en la cuenta de
capital privado en la segunda mitad de 2012. Esto se traduce, en que ha habido
fuga de dinero hacia el exterior, motivado en parte por medidas como el cobro
de la tasa de seguridad, pero también por el debilitamiento de la moneda
nacional por causa de la devaluación.
Cuando
el informe habla que “la política monetaria debe ser reforzada”, lo que quiere
decir es que el dinero que tiene el país debe usarse de manera disciplinada, y
para eso se tiene que adecuar a la realidad del país. En el déficit de cuenta
corriente, habría que aumentar los impuestos para importar o devaluar la moneda
para reducir el consumo; en el caso de los ingresos, tomar acciones concretas
como aumentar la masa de contribuyentes o subir los impuestos.
Otro
aspecto que destacó en el informe es la necesidad de “presionar las reformas
estructurales”, o sea el funcionamiento del Gobierno; se plantea la fusión de
algunos ministerios para bajar los gastos. En lo que siempre ha insistido el
Fondo es en el correcto manejo de las empresas estatales por la enorme carga de
recursos que representan al Estado.
El
Gobierno ha dado algunos pasos en la dirección correcta, como se desprende del
anuncio de fusionar algunas instituciones para reducir gastos o revisar las
exoneraciones para mejorar los ingresos. No obstante, advierten que una
aplicación a pie juntillas de las recomendaciones tendría también serias
repercusiones.
Hay
que ver el costo para la población hondureña, en referencia a los efectos que tendría
cargar con impuestos más pesados o reducirle su poder adquisitivo con una
devaluación más pronunciada.
En
resumen, mientras que la posibilidad de un acuerdo a corto plazo con el Fondo
no parece realista, permanece la necesidad de tomar medidas drásticas en
materia de política económica y fiscal, cuyos efectos podrían empeorar una
situación ya incómoda de por sí.
Por parte del gobierno se dice que el
deterioro se dio tras la finalización de un programa del Fondo Monetario
Internacional en marzo del 2012, cuando el gobierno dejo de recibir apoyo
presupuestario multilateral, aunque el apoyo bilateral presupuestario continúa.
Y mientras el presidente Porfirio Lobo Sosa
no firme el nuevo acuerdo económico tendrá como consecuencias que le cierren
otras posibilidades de financiamiento con gobiernos u otros organismos
internacionales.
La
posibilidad de negociar un acuerdo a corto plazo con el FMI aparece como algo
improbable, aunque las autoridades del gabinete económico se mantienen en
pláticas permanentes con el organismo financiero.
El
último acuerdo venció en marzo de 2012, y desde entonces el Gobierno no ha
logrado una nueva negociación. Lo más probable, sería que la firma del acuerdo estaría
en manos del próximo gobierno.
Este
acuerdo tal vez no se ha querido firmar por parte del gobierno para tratar de
evitar despedir a muchos empleados de las diferentes instituciones del estado,
aplicar más impuestos al pueblo, devaluar la moneda más aceleradamente, entre
otros, y al no firmar, no se tendrían los fondos suficientes para cumplir con
el presupuesto; por lo tanto el gobierno busco colocar bonos por un valor de 500 millones de
dólares, mismos que serán destinados a atender necesidades de financiamiento
del presupuesto general de la Republica en un 40%, para pagos de deuda interna
que vence en los próximos meses en un 40% y el restante 20% para honrar la
deuda pendiente del año anterior.
Bibliografía
Negocios internacionales. Mc Graw Hill (sexta edición)
Revista Hablemos Claro
Diario La Prensa
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